Un llamado a la inclusión, la empatía y la comunicación sin barreras
El mes de junio está dedicado a visibilizar y promover los derechos de las personas sordas en todo el mundo. Durante este mes, diversas organizaciones, instituciones y comunidades se unen para celebrar el Mes del Sordo, una oportunidad para reflexionar sobre los avances en materia de inclusión, accesibilidad y participación social, así como los desafíos que aún persisten para las personas con discapacidad auditiva.
En este marco conmemorativo, el 27 de junio adquiere un significado aún más profundo, ya que se celebra el Día Internacional de la Sordoceguera, una fecha establecida para sensibilizar sobre la realidad de quienes viven con una discapacidad dual: la pérdida combinada de la audición y la visión. Esta fecha fue elegida en honor al nacimiento de Helen Keller, una de las figuras más emblemáticas en la lucha por los derechos de las personas con sordoceguera, cuya vida y legado continúan inspirando acciones a favor de una sociedad más justa y accesible.
Sordera y sordoceguera: más allá de la discapacidad
La sordera no define a la persona. Las comunidades sordas en todo el mundo han desarrollado una rica cultura visual, con idiomas propios como la Lengua de Señas, que les permiten comunicarse, aprender, enseñar y liderar. Reconocer y respetar esta diversidad cultural y lingüística es clave para construir una convivencia más equitativa.
Por su parte, la sordoceguera plantea retos únicos. No se trata simplemente de la suma de dos discapacidades, sino de una condición con características particulares que requiere enfoques especializados en comunicación, movilidad y autonomía. Para quienes viven con sordoceguera, la intervención temprana, el acceso a guías-intérpretes capacitados y el reconocimiento de sus derechos son fundamentales para su inclusión efectiva.
¿Por qué es importante hablar de esto?
Hablar del Mes del Sordo y del Día de la Sordoceguera es reconocer la diversidad humana. Es abrir espacios para que todas las personas, sin importar sus capacidades sensoriales, puedan participar plenamente en la sociedad. También es una invitación a:
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Promover la educación inclusiva y el acceso a recursos en lengua de señas.
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Fomentar el uso de tecnologías asistidas que faciliten la comunicación y la movilidad.
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Sensibilizar a la población sobre la importancia de respetar los derechos humanos de las personas sordas y sordociegas.
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Valorar el aporte de estas comunidades al arte, la cultura, la ciencia y la educación.
Un compromiso de todos
La verdadera inclusión no se logra con buenas intenciones, sino con acciones concretas. Este mes es una oportunidad para escuchar (con los ojos y el corazón), para aprender nuevas formas de comunicarnos y para construir una sociedad que elimine las barreras físicas, sensoriales y actitudinales que aún enfrentan muchas personas.
Hoy, alzamos la voz —o las manos— por quienes nos enseñan cada día que la comunicación va mucho más allá del sonido o la vista. La comunicación es un derecho, y garantizarlo es responsabilidad de todos.